
En la misión del Director Escolar reconocemos mucho más que una función administrativa: vemos una verdadera vocación de servicio.
Nuestros directivos son la cabeza y el corazón de la comunidad educativa: guían con fe, acompañan con cercanía y trabajan para que el colegio sea un espacio de aprendizaje, valores y esperanza.
Ser director en un colegio confesional es asumir un liderazgo que trasciende los indicadores académicos. Es ser pastor que cuida de su rebaño, es trabajar día a día para que la escuela sea no solo un lugar de enseñanza, sino un verdadero semillero de valores y fe.
Gracias por su entrega silenciosa, por sembrar con amor y por mostrarnos que dirigir es servir con el corazón y educar con el ejemplo.
Que Dios los siga iluminando y fortaleciendo en esta noble misión.
